miércoles, 28 de enero de 2015

La Colaboración

Ayer comentaba mi visita a los Archivos Nacionales pero no terminé de contar el verdadero motivo por el que los visité: la exposición temporal sobre la Colaboración del Gobierno de Vichy con el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Considero que esta muestra es un acto muy valiente ya que los franceses se sienten especialmente avergonzados de este episodio de su historia. Y teniendo en cuenta los desgraciados acontecimientos que hemos vivido estos días, también resulta muy oportuno. En junio de 1.940 la Wehrmacht invadió Francia y desarmó al ejército francés. El Gobierno francés reunido en Burdeos aceptó la renuncia de su presidente Paul Reynaud y nombró en su lugar a Pierre Laval quien, a su vez, nombró al mariscal Pétain como Presidente del Consejo de Ministros con plenos poderes y le encargó la firma del Armisticio. El anciano mariscal Pétain, héroe de la Primera Guerra Mundial, asumió el poder y llegó a un acuerdo con el Reich. No voy a entrar a juzgar esa situación porque era evidente que los nazis habían conquistado Francia y, quizá, algunos pudieron pensar que era mejor llegar a un acuerdo que aceptar las condiciones impuestas unilateralmente por los nazis. De hecho, la exposición se abre con una fotografía del famoso apretón de manos de Montoire entre Hitler y Pétain, mientras que haciéndose eco de las palabras del mariscal que el 30 de octubre 1940 declaraba que "ahora está en el camino de la cooperación" .

Por mucho acuerdo al que llegaran, en la práctica lo que ocurrió fue que la Wehrmacht era quien gobernaba de verdad en la Francia ocupada. Además, un millón de soldados franceses fueron apresados y empleados por la industria alemana, lo cual supone no sólo desmantelar el ejército del país sino también destrozar la economía del mismo, al arrebatarle una parte importante de su mano de obra.

Más allá del armisticio, la Francia ocupada pasó a ser de facto una provincia alemana con todo lo que ello suponía a nivel social: redadas, controles de paso, toques de queda, persecuciones políticas y étnicas... Y éste es el principal atractivo de la exposición: mostrar cómo era la vida cotidiana en aquella Francia de infierno. Aquí veremos listas de presos políticos y censos de judíos y gitanos, propaganda antisemita, anticomunista y antimasona (los tres enemigos de la patria para todos los fascistas, también en España) y escenas de la vida cotidiana como el racionamiento de la comida, las exiguas ayudas a las familias y el obsceno lujo en el que vivían los jefazos nazis. Mención especial merecen las salas dedicadas a la Depuración, es decir, a la persecución, detención y deportación de los enemigos del régimen. Se calcula que más de 200.000 personas fueron detenidas y enviadas a los campos de exterminio nazi de los cuales unos 30.000 eran españoles que habían huido de la persecución franquista y unos 75.000, judíos, incluídos unos 11.000 niños. Hay que señalar que, como Francia quedó dividida en dos partes, las política de deportaciones no era la misma, por ejemplo, en la parte ocupada por los nazis, norte y costa atlántica, la política era la de la deportación de todos los judíos mientras que en la parte no ocupada, gestionada por el gobierno de Vichy, se deportaba principalmente a los judíos extranjeros o aquellos que además fueran militantes de izquierdas o, al menos, así fue hasta enero de 1.944 en que se pasó también a deportar a todos los judíos. Además, en ambas partes de Francia, se procedió a la expropiación de los bienes de judíos, comunistas, masones y otros ciudadanos considerados antisociales o perturbadores de la paz social. También hubo una política de instrucción pública de la población para arianizarla, de hecho, otra sala de la exposición representa una antigua librería colaboracionista llamada Rive Gauche, que existió de verdad, que se dedicaba a vender obras de ideología fascista y racista: en dicha sala podemos encontrar algunos ejemplares de los libros que se vendían allí, prensa de la época y también registros de la censura del régimen.

Para ser conscientes del drama y de la fractura social que vivió Francia en aquella época resulta recomendable esta exposición que cuenta con más de 300 piezas, la mayoría de las cuales permanecían inéditas hasta ahora, y que estará abierta hasta el 2 de marzo. François Hollande ya la ha visitado, ¿y vosotros?

Folleto de la exposición

Reproducción de un libelo que exhortaba a la expulsión de los judíos de Francia

Censo de judíos del año 1.942
Cartel con imágenes de resistente. Al español Alfonso lo denominan rouge

Insignias y condecoraciones del Gobierno de Vichy
Cartel en el que se advierte del peligro de que los judíos dominen el mundo




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