viernes, 15 de abril de 2016

Miquel Barceló I: Biblioteca Nacional de Francia

Esta temporada cultural va a resultar muy interesante. Se han inaugurado muchas exposiciones que tienen una pinta estupenda y que estoy deseando ver pero he comenzado por la más especial de todas. No sólo por las obras en sí sino también porque está dividida en dos lugares. Se trata de Sol y sombra, la exposición doble de Miquel Barceló en París. Aunque yo visité primero el Museo Picasso, he decidido comenzar mi crónica sobre estas exposiciones por la parte que se puede visitar en la Biblioteca Nacional de Francia y el gran atractivo es el gran mural que recorre uno de los pasillos del edificio. Cerca de 200 metros de longitud en los cristales de decorados con arcilla en los que Barceló ha realizado todo tipo de dibujos. No es pintura, no es escultura, ni alfarería ni nada que yo haya visto antes. Es Barceló.

La propia organización lo denomina fresco pero esta expresión es incorrecta. Aquí no hay pintura, ni siquiera hay pared. La arcilla está extendida sobre los cristales y esa galería está orientada al suroeste así que espero que la acción del sol (los pocos días que sale) y la diferencia de temperaturas no sequen la arcilla y ésta empiece a cuartearse. De momento, el clima está siendo muy húmedo pero no sé qué ocurrirá en verano, en los meses finales de la exposición.

En este mural único y efímero, se ven todo tipo de figuras, algunas muy presentes en la obra del mallorquín, como seres del mar (peces, corales, algas, pulpos, animales de concha, medusas...), un autorretrato, gatos, esqueletos humanos y animales, vasijas... en otros momentos son simples dibujos geométricos, curvos o espirales, además del propio fondo de arcilla trabajado en diferentes texturas. Una obra sublime y diferente aunque, por supuesto, también tiene sus críticos. El artista se ha inspirado para realizar esta pieza irrepetible en El Gran Vidrio de Duchamp y en la novela El Libro de las Maravillas, escrita en París a finales del siglo XIII por el también mallorquín Ramón Llull. De hecho, la Fundación Ramón Llull es uno de los patrocinadores de la muestra.









El mural se ha realizado con arcilla y se han ido modelando los dibujos con las manos, codo y antebrazo y con pequeños instrumentos como hueso, espátulas, brochas pequeñas y fregonas. En uno de los vídeos de la exposición, Barceló comenta que la arcilla fue el primer material en el que se escribió: esos bloques de arcilla son facturas, cuentas... pero, de vez en cuando, se encuentra un poema. En cualquier momento, en cualquier circunstancia, se puede realizar una pequeña obra de arte. Reconoce que empezó a usar la arcilla cuando el viento soplaba demasiado fuerte para pintar y adopta como propia una cita del gran Francisco de Goya: "El tiempo también pinta". Y cómo. Las obras evolucionan, cambian, se marchitan o todo lo contrario: hay pintores que fracasaron en vida como Van Gogh y, mucho después de su muerte, sus obras empezaron a ser apreciadas y hay otros artistas que fueron reconocidos en su momento y cuyo arte ya no es tan valorado. Resulta especialmente paradójico que Barceló hable del efecto del paso del tiempo en el arte en un documental creado para la presentación de una obra efímera.

En la Biblioteca, hay además unas salas que contienen parte de las obras de Sol y Sombra agrupadas en varios temas como tauromaquia, libros y escritores, bibliotecas (¡qué mejor lugar!) y pornografía. Barceló es un gran lector, un lletraferit (letraherido), un devorador de libros... de ahí que sus retratos de escritores y sus representaciones de obras literarias sean la parte más importante de la muestra. Xilografía, pintura, litografía, collages, cerámica... cualquier medio es idóneo para expresarse.

Biblioteca

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